viernes, 21 de septiembre de 2012

Cuchilla ebanista a la antigua

La cuchilla ebanista que se suele usar en nuestros días normalmente tiene un grosor entre 0.2 y 0.8 mm. Según lo que dice Alan Carruth en este vídeo (10 minutos, en inglés), Sacconi describe en su gran libro que en tiempos remotos los grandes violeros de Cremona usaban cuchillas ebanista hechas de espadas o sables, o sea de un acero muy duro, y también grueso.

Además, Carruth nos cuenta que cuando era alumno de Carleen Hutchins (aprendiendo construir violines), ella usaba cuchillas ebanista gruesas y pesadas, y que más adelante el mismo, para remplazar su cuchilla ebanista "normal" (= flexible) que ya estaba gastada también se ha hecho una gruesa, y le parece que le funciona mejor que las cuchillas delgadas, sobre todo por cinco razones:  1) uno ya no tiene que doblarla con los dedos para darle curvatura, 2) tiene más masa y por eso tiende menos a vibrar, 3) también por el grosor fuerte no se calienta tan rápido, 4) por el acero más duro mantiene el filo por más tiempo, y 5) por poder afilarla de manera un poco más sencilla (con una amoladora de banco) el y sus alumnos de luthiería ya no pierden tanto tiempo hasta que los alumnos han aprendido afilar la cuchilla ebanista "normal". Entonces por cierto tiempo Alan Carruth estaba contento con este tipo de cuchillas - hasta que se cansaba de siempre primero hacer esas cuchillas para sus alumnos... Hace poco tiempo cuando ha podido convencer a la empresa Stewart - MacDonald de mandar a hacer esas cuchillas, que ahora se puede comprar por aproximadamente USD 30.-

Cuando recientemente he visitado a mi amigo Norberto de León Cabrera hemos charlado sobre cómo afilar una cuchilla ebanista. Ocurrió que Norberto tenía a la mano una hoja gastada de una sierra industrial, es decir un pedazo de acero de 3 mm de grosor y de 45 mm de ancho, y nos animamos de cortar unos ocho centímetros y hacer la prueba si nos pueda convencer una cuchilla ebanista gruesa, y pusimos manos a la obra. Para que funcione bien hay que dejar ambas superficies perfectamente planas. Para que eso no sea más trabajo que lo necesario he quitado un poco de material en el centro. El resto del proceso de afilar ya ha explicado Carruth en su vídeo. Entonces, ¿vale la pena de hacer una de esas cuchillas? Sin embargo se trata de una herramienta fantástica, pero a pesar de que la mía funciona muy bien me parece que me ha costado tanto trabajo ¡que no voy a repetirlo! Por supuesto, si uno no puede o no quiere gastar 30 dólares para una cuchilla, yo diría ¡adelante, manos a la obra!

Aquí mi nueva cuchilla ebanista, sacando virutas: